viernes, 25 de febrero de 2011

REFORMA POLÍTICA SIN RUMBO

A pesar del protagonismo partidista en la vida política del país, no se traslucen vínculos entre el sistema de partidos, la sociedad y el gobierno que sean prometedores de una democratización siquiera del régimen político, vamos ni siquiera mejoras en la vía electoral que propicien vida democrática. El proceso electoral del Estado de México evidencia limitaciones y debates no resueltos que sigue enfrentando el sistema político mexicano. La fragilidad de los consensos unitarios del PAN, que tiene una estructura partidaria unificada pero que no llega a establecer reglas suficientemente democráticas para la elección de su candidato presidencial; la unidad artificial del PRI, donde no todos se pliegan a la idea del candidato único y varios están al acecho del primer ataque contra el claro y definido candidato de unidad.

El peor de los escenarios lo tiene el campo de la izquierda partidaria, por su división en torno de las alianzas con Acción Nacional, por la cerrada competencia de liderazgos con fuertes arraigos entre las bases militantes del PRD, lo cual se mezcla con el impacto de la candidatura de López Obrador, que se viene construyendo desde hace prácticamente once años, al abrirse potencialmente la alternancia en el gobierno federal. Con una paciente organización de su electorado, que ya alcanza más de 40 mil comités de base en el país, con un hábil manejo de los intersticios abiertos por el pluralismo partidario de izquierda: el Partido del Trabajo y Convergencia, AMLO ha oscilado entre la creación de un contrapoder institucional y la estrategia independiente de la Presidencia Legítima, con lo cual ha logrado el proyecto de país con mayor arraigo de ese campo de izquierda.

En el centro del país se juega sin embargo el futuro próximo de ese sistema político bifronte: partidos unidos con capacidad para disciplinar las disidencias internas y liderazgos con rivalidades ya manifiestas en el campo de la izquierda partidaria. El Estado de México es un detonante geopolítico, porque quien conquiste la entidad con el mayor número de electores ganará el escalón más importante para llegar a la Presidencia de la República. Mientras el PRI gana cohesión interna alrededor del estado de su candidato presidencial, Acción Nacional muestra sus flancos débiles frente a un electorado mayoritariamente pobre que no atrae, pues no cuenta con líderes que hagan cambiar su imagen elitista, clasemediera. Evidentemente, la principal prueba es para el campo de la izquierda que llega sin un partido que convoque consensos, a punto de desmembrarse, polarizado entre la inacción electoral que incluso quisiera aplazar hasta 2018 la contienda presidencial, con Cuauhtémoc Cárdenas, y la prueba de fuerza entre Marcelo Ebrard y AMLO por conquistar el bastión geopolítico del México central.

El juego electoral de 2012 va, no obstante, más allá de la competencia por la presidencia del país. Alrededor del resto de puestos que se elegirán hay estrategias nuevas entre los competidores: la formación de organizaciones sociales civiles intermedias, con las que se pretende ganar una base de movilización que dé cabida a candidatos con proyectos personales no necesariamente coincidentes con las burocracias partidarias. Frente a ello, la reforma político-electoral no ofrece un rumbo para revalorizar las precampañas y democratizar la vida interna partidaria, es incapaz de regular poderes fácticos constituidos y menos a los ligados con el crimen organizado, no tiene propuestas viables para acotar la partidocracia, ni para reforzar la Presidencia por falta de una cultura parlamentaria; tampoco hay consensos gubernamentales en torno de los alcances de la reforma calderonista, ni candidaturas ciudadanas ni reformas de segundo piso con formatos participativos. Unas elecciones en tiempos de guerras internarco, interpartidarias, sin reforma político-electoral, incrementarán el desencanto.

viernes, 18 de febrero de 2011

AMISTAD CIUDADANA, LA ESPERANZA

Sería pretencioso decir que la amistad entre los pueblos es el mejor antídoto contra la instrumentalización, generalmente operada mediáticamente, de la política y la diplomacia internacional a favor de los gobiernos en turno. En todo caso, suena más accesible, dada la heterogeneidad de la idea de pueblo, hablar de la esperanza en torno de la amistad ciudadana, esa que comparte valores de convivencia fundados sobre el reconocimiento de una condición de pares, que son portadores de derechos y que se vinculan libremente al identificar intereses comunes. Ello es algo profundo que vive gracias a la apertura hacia la interculturalidad como fuente de enriquecimiento de las relaciones humanas, por encima de las cambiantes y coyunturales relaciones intergubernamentales. Con esos amigos-as franceses-as he trabado, desde hace más de 30 años, una profunda y sostenida amistad, además de haber creado vínculos académicos que nutren mutuamente nuestras culturas ciudadanas. Por ello, me permito traducir una Carta abierta al gobierno francés, que hacen circular amigos esperanzados en que los problemas causados por el affaire Florence Cassez, no nublen la celebración del Año de México en Francia:

“La decisión de la justicia mexicana concerniente al juicio de Florence Cassez, desató desde hace algunos días en Francia, una serie de reacciones de la parte del gobierno, de los partidos políticos y de los medios de difusión, que han resultado un enorme fiasco. Asistimos a un potente ascenso de la polarización en la toma de posiciones, a partir de la declaración de la Ministra de Relaciones Exteriores rehusando participar en las actividades previstas para el Año de México en Francia, y el llamado de Martine Aubry [Presidenta del Partido Socialista Francés y Alcalde de la ciudad de Lille, de donde es originaria la Sra. Cassez; y desde abril de 2010, Aubry es Presidenta de la Eurometrópolis Lille-Kortrijk-Tournai] demandando a las colectividades locales socialistas boicotear esas actividades y eliminar las que dependen de ellas. El 14 de febrero, al dedicar el Año de México en Francia a Florence Cassez, Nicolas Sarkozy tomó una fuerte responsabilidad. No se puede pedir a escritores, artistas, científicos franceses, como tampoco a los mexicanos, el aceptar ser utilizados como medio de presión en asuntos que dependen de la justicia y la diplomacia. No es aceptable para nosotros franceses, y tampoco para nuestros colegas mexicanos. Esta mezcla inadmisible de géneros desembocó en la decisión, lógica, de retirarse por parte del gobierno mexicano.

“El Año de México es un evento destinado al mejor conocimiento de ese país. En ningún caso, puede ser instrumentalizado por los gobiernos como medio de presión sobre un asunto que depende del Poder Judicial mexicano y de la diplomacia francesa. Reafirmamos nuestro apego a las relaciones científicas, culturales y humanas con nuestros asociados que siempre nos han acogido con respeto, atención y amistad, muchos de entre ellos escogieron hacer sus estudios en Francia y trabajar luego con nosotros.

“Demandamos al presidente de la República Francesa retractar su decisión de dedicar el Año de México en Francia a Florence Cassez y reafirmamos nuestra amistad con México.”

No se niega que existen problemas que deben de encontrar vías de solución propias, pero ni el descrédito de la justicia mexicana, que cuenta con evidencias que hacen dudar de la calidad de sus procesos judiciales, ni las ambiciones mediáticas del gobierno francés, que no solo litiga sino que declara inocente y absuelve a la Sra. Cassez a través de los medios de difusión, deberían de impedir las celebraciones que generosamente acordaron los representantes gubernamentales de los contribuyentes franceses, que en su mayoría son amigos-as de México, más allá de acciones ilegítimas de la justicia mexicana.

viernes, 11 de febrero de 2011

REDES SOCIALES Y PODER POLÍTICO

Las redes sociales son decisivas en los procesos electorales, tanto como de la calidad del escrutinio permanente de toda actividad pública. La política profesional o la actuación gubernamental no pueden dejar al margen nuevas prácticas de ciudadanía que las redes suscitan; el ejercicio mismo del poder, está mediado por ellas y la constitución de la Sociedad Red, tiene sus fundamentos en el particular uso de Internet y las Tecnologías de Información y Comunicación que aprovechan las redes sociales. Personaje o acontecimiento que no aparezca en ellas simplemente no existe para el otro. Su funcionamiento plantea desafíos inéditos al conocimiento de la sociedad, sus valores, creencias, emociones, intereses, sus sueños o sus esperanzas. A esas redes les encontramos potenciales nunca antes vistos: al crimen organizado, le facilita información de personas secuestrables, mientras que a la policía le ayuda en sus pesquisas; propician la acción –y a veces, la organización- colectiva en manifestaciones públicas inmediatas del descontento; nutren nuestras vidas cotidianas mediante la intensificación de relaciones interpersonales de amistad o grupos de interés común. Las redes tienen un impacto contundente sobre la construcción del espacio público que hacen individuos, actores colectivos e incluso representan ya un vehículo comunicacional privilegiado para organismos e instituciones.

Hay de redes a redes. La revista Time escogió a Mark Elliot Zuckerberg, creador de Facebook y no a Julian Assange -fundador de WikiLeaks-, como personaje del año de 2010, por razones eminentemente políticas; Facebook, según Time conecta a más de 500 millones de personas y mapea las relaciones sociales entre ellos; crea un nuevo sistema de intercambio de información y cambia “cómo todos vivimos nuestras vidas”. Los editores de Time no eligieron a Assange, aún si él y Zuckerberg son dos caras de la misma moneda: “Ambos expresan un deseo por la apertura y la transparencia. [pero] Mientras Assange ataca grandes instituciones y gobiernos a través de la transparencia involuntaria con el objetivo de quitarles poder, Zuckerberg permite a las personas intercambiar voluntariamente información con la idea de darles poder” y añaden: “Assange ve el mundo lleno de enemigos reales e imaginarios; Zuckerberg ve el mundo lleno de amigos potenciales. Ambos tienen un cierto desdén por la privacidad: en el caso de Assange porque él piensa que permite que florezca la maldad; en el caso de Zuckerberg, él lo ve como un anacronismo cultural, un impedimento para una conexión más eficiente y abierta entre la gente”.

Las diferencias entre Facebook y Wikileaks nos remiten de lleno a una discusión política sobre el sentido de la información, su frágil y heterogénea relación con el periodismo. Fundamentalmente, ambas redes tienen consecuencias sobre la estructura de poder. Zuckerberg aprovecha 7 principios básicos para la comunicación instantánea entre individuos: mensajes integrales, informales, inmediatos, personales, simples, mínimos y cortos. Facebook apuesta por la comunicación interpersonal en la que individuos y grupos de interés acuerdan implícitamente los alcances de sus acciones, pero ésta red no contempla validación alguna de la información más allá de la fiabilidad que despierte cada individuo o grupo que ahí se comunica. WikiLeaks, se sitúa en las antípodas, pues ésta red se concibe como un espacio de información sustentado sobre la responsabilidad periodística. Quienes generan la información comparten un código ético inspirado en la transparencia de la acción pública, desde una perspectiva que comparten voluntarios y periodistas profesionales comprometidos con el ejercicio del derecho a la información. Assange es perseguido por el impacto político de Wikileaks sobre el establishment; Facebook logra empoderar al individuo y sus redes, pero puede conducir a la antipolítica del proceso electoral. Faltaría un Wikileaks, red social de periodismo responsable, frente a la política mexicana.

viernes, 4 de febrero de 2011

VIOLENCIA Y MANEJO DEL CONFLICTO

Fue sorprendente que a dos horas de aparecida la noticia sobre la violencia desatada por los narcos en Guadalajara, el martes pasado, en la página Web de Público-Milenio había unos 230 comentarios de los lectores sobre los lamentables sucesos. Opiniones, interpretaciones, llamados a la acción, exigencia de responsabilidades y toda una mezcla de sentimientos sumamente heterogéneos sobre la inseguridad, los riesgos, los cambios para mal, lo que perdimos frente a un pasado no tan peor, temores que asoman con esos conflictos. Las redes sociales, desde una perspectiva que rebasa a los medios de comunicación escritos o electrónicos, ya incluían en esos momentos una convocatoria para movilizarse al día siguiente con la consigna: “¡Más allá del miedo!, ¡No Más Sangre en Guadalajara!” Los gobiernos de los municipios metropolitanos, junto con el gobierno estatal, también trataron de responder con posiciones unificadas que llevaron a aceptar rápidamente el Mando Unificado de fuerzas policíacas.

La campaña No Más Sangre, iniciada por Rius, tiene el mérito de enarbolar una demanda legítima de paz y seguridad ciudadana. Pero quedan ambigüedades en cuanto a las conclusiones que podemos desprender para una actuación ciudadana que marque o influya las políticas gubernamentales frente al crimen organizado. Sin demérito de la ética pública que sustenta esta campaña, es válido preguntar sobre lo que ella ayuda en la definición de los roles a cumplir por la sociedad civil, el gobierno y la responsabilidad del narco en el derramamiento de sangre. A quién le habla esta campaña ¿al Presidente Calderón, los poderes ejecutivos locales y al Ejército, para que paren la guerra como estrategia equivocada? ¿Le habla esta campaña a los narcos para que ya no se maten entre ellos? La clave de lectura es que interpela al ciudadano común para que identifique una aspiración compartida y asuma activamente su parte.

Como sociedad y como Estado enfrentamos, empero, desafíos diferentes pero que no deben de estar contrapuestos. Se trata de revalorar la política como palanca de acción pública razonada para manejar el conflicto y la comprensión integral de las raíces que generan la violencia. Narcobloqueos y violencia desatada en Guadalajara envían señales políticas que orientan sus acciones criminales: se ejecutan el día del informe gubernamental, en obras emblemáticas de su administración, en instalaciones policíacas, en negocios privados, en nodos viales importantes; no hay asesinatos sino advertencias sobre la inconformidad causada por la colusión de cuadros policíacos con algún cártel. Juegos Panamericanos, candidatura presidencial del gobernador jalisciense, imposibilidad manifiesta para identificar y detener a los criminales, tentación para que se saque al Ejército a las calles, prolongación de la guerra calderonista. Todo se cimbra y entre la clase política están los perdedores.

La iniciativa pasa del lado de la sociedad civil, pues no podemos esperar del Estado, de la política fallida, que recomponga sus equívocos, que nos imponga como necesaria la cuota de los daños colaterales que implica esta guerra. Pero frente al chantaje narcoterrorista, no se pueden contraponer impunidad, corrupción, deshumanización, en el manejo del conflicto; menos aún podemos conceder valor pedagógico alguno a una política de premio y castigo, con legislaciones endurecidas contra el crimen organizado. Actuar ya y en todos los frentes conflictivos es la demanda ciudadana, pero necesita del Estado legítimo para ser eficiente y eficaz: terminar con la orientación exclusivamente policial y militar; apostar por una estrategia de inteligencia político-militar con fuerzas especiales, legítimo ejercicio de la violencia estatal, depuración del aparato judicial, independencia del Ministerio Público. Empezar ya con los cambios estructurales que combatan la violencia estructural. Someter el diagnóstico y las acciones emprendidas al escrutinio de un diálogo nacional, con rendición de cuentas: No Más Sangre